El mejor truco que se tiene que conocer para hacer una lasaña o unos canelones, que en el fondo es algo bastante parecido es una buena bechamel. No debe estar ni muy sólida ni demasiado líquida por lo que es sumamente importante acertar con la cantidad de harina necesaria para darle un toque perfecto.
La bechamel siempre debe llevar los ingredientes básicos: leche, harina y sal. ¿Pero que clase de bechamel se hace sin nada más? Una un poco sosa, la verdad. A mi gusto siempre debe ir aderezada con nuez moscada en abundancia para potenciar el sabor y un ligero toque de pimienta negra que cambie ligeramente el sabor pero no nos oculte el resto de sabores. Por otra parte, ¡no te olvides de removerla todo el rato para que no se quede sin cocer bien!
Ingredientes necesarios
Esta receta es relativamente sencilla una vez tenemos superado el reto de la bechamel. Por ello necesitamos un paquete de 16 láminas de lasaña/canelones, medio kilo de salmón desmigado (lo puedes desmigar tu mismo), espinacas al gusto, queso rallado y tomate frito (casero o no).
Una vez tenemos los ingredientes principales podemos ir pensando en lo que necesitamos para darle sabor, las especias. Necesitamos sal fina y algo de eneldo para potenciar el sabor del salmón. Si te sientes innovador puedes aderezar el pescado con algo de romero que siempre le queda bien al salmón.
¿Cómo lo hago?
Fácil. Lo primero que se debe hacer es saltear un poco el salmón y las espinacas aderezándolo todo con algo de eneldo (al gusto) y sal. Extendemos la pasta cocida sobre un trapo limpio, rellenamos con la mezcla y los cerramos en forma de rollo individual.
Lo siguiente es buscar un recipiente rectangular con una profundidad de unos 5cm y que se pueda introducir en el horno. Se debe manchar toda la base de tomate y rellenar con 8 rollitos horizontalmente el recipiente. Se cubre totalmente de bechamel en abundancia para darle mucha cremosidad al plato.
Una vez tenemos todo esto hecho queda lo más sencillo, adornarlo. Por encima de la bechamel echamos queso rallado en abundancia para que quede gratinado y le de un color muy apetecible. Por último y para terminar queda lo mejor: meterlo al horno a unos 180º, hornearlo durante unos 25 minutos (comprueba la consistencia y el color dorado que coge la bechamel) y deleitarse con su sabor.