El guiso de las bodas de Camacho es un plato tradicional manchego de larga historia. La receta aparece en el Quijote (más concretamente, en el capítulo XX de la segunda parte), cuando Quiteria es obligada por su padre a casarse con Camacho, se acaban las viandas y los anfitriones permiten a los cocineros dar rienda suelta a su imaginación para solucionarlo con lo que tengan a mano.
El resultado fue un guiso bastante contundente a base de gallina en una rica salsa, complementado con albondiguillas de miga de pan. Este sencillo y tradicional plato se convirtió en imprescindible durante generaciones en las celebraciones como banquetes de boda o bautizos en los hogares manchegos humildes, y es hoy objeto de concursos gastronómicos en muchas localidades de la región.
Vamos con los ingredientes para 6 personas:
– Un pollo de corral o una gallina
– 3 huevos duros
– 1 cebolla grande y 2 dientes de ajo
– 2 vasos de caldo de pollo
– 1 vaso de vino blanco
– 50 gramos de jamón serrano
– 50 gramos de carne de ternera picada
– 100 gramos de miga de pan seca
– 1 huevo
– Unos picatostes y un puñado de almendras crudas
– Unas hebras de azafrán, perejil y sal
Un plato sencillo, contundente y sabroso
Para hacer las albondiguillas pondremos la miga en remojo el día antes. Bien escurrida, le añadimos el huevo batido, el jamón y la ternera bien picados, sal y perejil, mezclamos y freímos las bolas en el aceite en el que hayamos hecho previamente los picatostes con ajo. En una cazuela sofreímos el pollo troceado y enharinado con la cebolla. Luego le ponemos el vino blanco y el caldo de pollo.
Aparte, majamos en un mortero las yemas con las almendras, los picatostes y las especias, y lo añadimos al guiso, al que luego incorporaremos las albondiguillas. En total debe hervir junto una hora y media a fuego lento o hasta que el pollo esté listo. Completamos con la clara cocida, corregimos de sal, y ¡listo!
Como vemos, es un plato sencillo, muy parecido al pollo en pepitoria y que permite muchas variaciones en función de los ingredientes con los que podamos contar (asaduras del pollo en lugar de ternera, por ejemplo, o pimienta y nuez moscada para salpimentar). El resultado es un plato contundente ideal para comer en familia y que puede resucitar a un muerto tras una noche de jarana.