La lasaña es uno de los platos más sencillos de la cocina, puede resultar mucho más sana si en lugar de emplear el clásico relleno de carne y huevo se trata de una opción vegetariana. Es perfecta para emplear como plato único o como primero, por su carácter digestivo y lo fácil que es de realizar. Una opción excelente para todos los miembros de la familia, en especial para los niños pues es una manera divertida de que coman aquellos alimentos que por sí solos menos les gustan.
El tiempo de realización de este plato es de poco más de una hora con un nivel de dificultad media y un coste económico apto para todo tipo de personas, por lo que es perfecto para emplear en el día a día de muchas familias.
Ingredientes necesarios:
Se necesitará una caja de láminas de pasta, las precocinadas son las mejores pues permiten ahorrar tiempo, espinacas congeladas, una cebolla, dos diente de ajo, dos vasos de bechamel, aceite de oliva, pimienta, nuez moscada, mantequilla, sal, piñones, y queso parmesano.
Pueden encontrarse fácilmente en las alacenas de la cocina por lo que no contiene elementos extraños o difíciles de encontrar. Una manera de aprovechar aquellos alimentos de que se dispone e igualmente agradar a todos los presentes por su sabor inigualable y tremendamente saludable. En el caso de las espinacas congeladas es preciso acordarse de retirarlas con ciertos minutos de antelación antes de emplearlas.
Preparación paso a paso:
En una olla de tamaño medio con un poco de sal, aceite de oliva y agua llena se pone a fuego fuerte hasta que hierva, momento en el cual se añaden las láminas de pasta y se deja a cocer durante 15 minutos. Transcurridos los mismos se retiran las láminas con sumo cuidado y se colocan sobre un paño de cocina para que absorban los restos de agua.
Mientras tanto las espinacas se cuecen y cortan en trozos para luego escurrirlas. Por otro lado, la bechamel es uno de los puntos fundamentales de este plato, por lo que es importante prestar atención a cada fase del proceso concreto. En el último momento se añade una cucharada pequeña de pimienta y media de nuez moscada, son estas y no otras las porciones adecuadas.
En una sartén grande a fuego fuerte se añade una cucharada de mantequilla y se sofríe en ella la cebolla, rallada previamente, los ajos picados, las pasas y los piñones. Será necesario remover antes de añadir las espinacas. Cuando esto se produzca se vuelve a remover bien y se salpimienta al gusto del cocinero o de los comensales. Tras ello se retira del fuego, con sumo cuidado de no quemarse o de causar riesgos innecesarios, y, en una fuente, preferiblemente rectangular con fondo y untada de mantequilla se añaden las espinacas y se van colocando, paso a paso las capas de pasta.
Se le puede dar la altura que cada uno desee, para ello simplemente hay que preparar más espinacas y cocer más láminas de pasta, las que fueran necesarias. Es en la última capa donde se ha de verter la bechamel de modo que cubra todo. En la superficie se rociará con queso parmesano rallado y se coloca en horno en el modo gratinado durante un período de diez minutos.
Es un plato que ha de servirse bien caliente y que es conveniente que al ser cortado resulte muy cremoso pero manteniendo siempre una consistencia estable. No debe estar muy pasada pues puede resecarse en exceso y perder elasticidad en las distintas capas de pasta que la componen.
Presentación del plato:
La lasaña vegetariana se presenta en el propio recipiente que se emplee para el horno, pues de no ser así la complejidad que supone el desmontarla puede causar resultados poco satisfactorios. Hacerlo así resulta extraordinariamente sencillo de modo que, cada uno, pueda cortar y retirar su propia porción.
En el caso de que se quiera realizar una presentación individual para cada uno de los invitados, se realizan cortes rectangulares aprovechando como referencia las formas del propio recipiente. Es muy sencillo de hacer, simplemente hay que tener a mano un cuchillo de punta afilada y una pala para desplazar el trozo seleccionado hacia el plato.
Puede emplearse cualquier tipo de vajilla, tantos blancos como negros son excelente para los platos elegidos. En el caso de a ciertas personas les agrade especialmente el queso puede utilizarse queso rallado fresco sobre la superficie cubriendo el previamente gratinado, o, incluso, reservar en una taza un poco de queso parmesano caliente para que cada uno pueda rociar su propio plato.
Un toque muy sencillo y agradable propio de la cultura gastronómica mediterránea es el orégano, si bien no gusta a todo el mundo, por lo que será adecuado dejarlo en la mesa para que aquellos que lo deseen gradúen su dosis de una manera personal.