Ingredientes:
1 kg de bacalao remojado la víspera de antes
¼ de l. de aceite
4 dientes de ajo
½ cebolla
4 patatas
2 pimientos morrones
¼ l. de tomate triturado
Perejil
Preparación:
Esta es una receta la cual hay que empezar la noche de antes, remojando el bacalao para quitarle la sal y reblandeciéndolo. Por lo que tiene que estar un mínimo de 12 horas bajo el agua. Por eso se recomienda dejarlo pasar la noche sumergido.
Cuando haya pasado este tiempo cogemos el bacalao y lo desmigamos. Te resultara fácil por la textura laminada que tiene. Le quitamos tanto la piel como las espinas y lo vamos poniendo en una cazuela de barro junto a un chorreón generoso de aceite y 3 dientes de ajos.
Ponemos a fuego lento removiendo constantemente para que no se pegue y fijándonos que la salsa resultado del jugo del pescado y el aceite vaya engordando en la cazuela. Reservamos.
Mientras cogemos una sartén y vamos sofriendo la cebolla junto al cuarto diente de ajo, los cuales habremos picado muy bien con anterioridad. La idea es pocharlos, para que quede bien blando sin que se doren o cojan color.
En este momento será en el que añadamos las patatas, que estarán cortadas en rodajas como si fuéramos a hacer una tortilla de patatas. Dejamos que se vayan haciendo con el fuego aun lento a su amor para que se ablanden.
Ya cuando valores que queda poco tiempo, añadimos los pimientos cortados en daditos, dejamos que se terminen de hacer las patatas y retiramos. Si vemos que ha quedado mucho aceite podemos retirarlo.
Empezamos a verter en la sartén la salsa de tomate. Corrigiendo la acidez con azúcar y sal a nuestro gusto (echa poca sal, no te preocupes si queda sosa la salsa, pues el bacalao resulta muy salado y podríamos cargarnos la receta). Cuando ya esté bien frita volcamos todo el contenido de la sartén en la cazuela. Poniéndola en el fuego para darle el último hervor, salpicándolo con perejil bien picadito. Solo faltara servir.
Consejos:
Esta receta se podría hacer sin cazuela de barro, pero nunca tendría el mismo sabor que con ella. Ya que por la masa de esta resulta casi imprescindible su uso para que el bacalao deje soltar al cocinarse una gelatina especial que poseen los pescados, que es la que hace que la salsa engorde.